El misterio de la heredera del rey de Tailandia que no se sabe si está viva o muerta: juego de tronos, príncipes repudiados y concubinas peligrosas
A la princesa Bajrakitiyabha Mahidol le dio un infarto el 14 de diciembre. Desde que está hospitalizada nadie sabe qué va a pasar con el trono del rey Maha Vajiralongkorn de Tailandia.
Algo está pasando en la corte del rey Maha Vajiralongkorn de Tailandia que deja al drama de los Sussex y los Windsor en una pelea de bar. Pero al contrario de lo que sucede con el enfrentamiento de Meghan Markle y su familia política, nadie sabe exactamente qué está pasando en la corte tailandesa; estamos ante una de las familias reales más herméticas del planeta. Lo único que está claro es que el pasado 14 de diciembre la única hija del primer matrimonio del rey, la princesa Bajrakitiyabha Mahidol, fue ingresada de urgencia por un problema cardíaco.
Desde ese momento y hasta ahora los rumores, circulan dentro y fuera del país asiático todo tipo de rumores, desde los que afirman que la princesa está clínicamente muerta pero su padre se niega a anunciarlo a la versión oficial que afirma que la princesa se encuentra «estable hasta cierto punto». Pero hasta el primer ministro de Tailandia, Prayut Chan-o-cha, ha interrumpido su viaje a Bruselas para regresar lo antes posible.
Mientras la prensa extranjera se atreve a hablar del futuro juego de tronos que se pondrá en marcha si la princesa muere, el rey tailandés Rama X (su nombre institucional) ha pedido a los monjes del país que recen dos veces al día por la salud de su hija y desde el viernes los funcionarios tailandeses rezan frente a una imagen de la princesa Bajrakitiyabha Mahidol de Tailandia colgada en el hospital Chulalongkorn en Bangkok.
La enfermedad de Bajrakitiyabha Mahidol es un golpe para el monarca. «Bha», como se la llama cariñosamente en su país, es la hija mayor del rey Maha Vajiralongkorn, fruto de su primer matrimonio concertado con la princesa Soamsavali Kitiyakara, una prima hermana que escogió su propia madre para él.
Aunque en la ley tailandesa prima la primogenitura masculina sobre la femenina, a falta de un heredero oficial designado, la princesa que ahora mismo se encuentra ahora mismo hospitalizada era considerada la heredera no oficial del trono.
De hecho, la mujer, de 44 años, había dejado en los últimos años de lado su brillante carrera diplomática (ha sido embajadora de Tailandia en varios países de Europa y ante las Naciones Unidas) para apoyar a su padre, el polémico rey Rama X que ascendió al trono en 2016.
Rama X, el rey de las bodas sorpresas, el despilfarro y los escándalos sexuales
El ascenso de Maha Vajiralongkorn al trono no ha sido un camino de rosas ni para él ni para sus súbditos. Designado como heredero real desde 1972, no pudo estrenarse en el cargo hasta la muerte de su padre en 2016, Bhumibol Adulyadej (conocido por su nombre dinástico Rama IX y por ser el único rey del mundo que nació en Estados Unidos).
Rama IX protagonizó un largo reinado de 70 años con su buena fama intacta, toda una proeza si tenemos en cuenta que en el último siglo Tailandia ha sufrido 19 golpes de estado, el último de ellos en 2014, apenas dos años antes de su muerte.
Cuando a su hijo le tocó el turno de ser coronado ni el pueblo ni el nuevo rey parecían preparados para la experiencia. Maha Vajiralongkorn se había ganado fama de príncipe playboy más interesado en hacer negocios turbios, vivir en su mansión alemana de 10 millones de euros y aumentar su cartera de conquistas que con los asuntos de estado. De hecho, a pesar de que su padre murió en 2016 Rama X no fue coronado hasta 2019, prefirió dejar hasta entonces el gobierno en manos de una junta militar.
Su entronización oficial fue un aperitivo de las excentricidades que vendrían después. Tres días antes de la ceremonia se casó con su amante, una ex azafata de Thai Airways formada por él mismo como guardaespaldas que se convirtió en la nueva reina tailandesa, Suthida Tidjai. Con esta boda abandonaba a su tercera esposa, la princesa Srirasmi. Era su cuarto matrimonio.
No contento con ello dos meses después de casarse resucitó la figura del concubinato y la poligamia real, que había sido abolida en 1931, para nombrar oficialmente a la enfermera Sineenat Wongvajirapakdi como su «noble concubina real». Tres meses después la repudió para volver a incorporarla a la familia real en 2020.
Además de tener a su disposición una fortuna valorada en 100.000 millones de euros, celebrar cenas reales todos los martes en las que le tienen que servir los platos de rodillas y poseer la capacidad de disolver partidos políticos a su antojo (como hizo cuando su propia hermana se presentó a las elecciones), el rey Rama X tampoco duda en dejar atrás a su pueblo cuando las circunstancias le convienen: pasó lo peor de la pandemia del coronavirus en un exclusivo hotel-palacio en Baviera junto a sus sirvientes y un harén de más de veinte amantes.
La guerra por el trono que se producirá si la princesa Bajrakitiyabha muere
Con semejante vida sentimental no se sabe a ciencia cierta cuántos hijos posee el monarca tailandés, aunque las cifras oficiales hablan de siete. La primera en llegar fue la princesa Bajrakitiyabha, que nació en 1978.
Después llegarían los cuatro príncipes y la princesa fruto de la relación del rey con una actriz con la que, finalmente, se casaría. Este matrimonio tampoco duró y todos los hijos de esta unión fueron repudiados por el rey. Actualmente viven exiliados en Estados Unidos. Esa fue la condición que le impusieron para permitirle divorciarse por segunda vez y casarse de nuevo con su tercera esposa.
Gracias a las técnicas de reproducción asistida la tercera reina de Tailandia concibió a un hijo varón, el príncipe Dipankorng, que nació en 2005, pero al que no se considera apto para ocupar el trono porque los rumores afirman que está internado en un centro de educación especial alemán debido a que sufre un trastorno de espectro autista.
Todos asumían off the record que llegado el momento de sustituir al rey Rama X, Dipankong subiría el trono, pero su hermanastra sería la regente. Pero el destino le ha complicado (mucho) la línea de sucesión al rey tailandés que, de momento, da la callada como única respuesta sobre cuál va a ser su siguiente movimiento.